A un mes de que se cierre la convocatoria del BARS 18, te recordamos lo que fue la ultima fiesta del mejor festival de cine del planeta!
Luego de 17 años de trayectoria, el Festival debutó con varias
actividades: su primer campaña de Ideame, su primer invitado internacional
(Ruggero Deodato), películas de reconocimiento internacional y un homenaje a
Emilio Vieyra.
El cine de terror, fantástico y bizarro argentino tiene un semillero innegable y se llama Festival Buenos Aires
Rojo Sangre (BARS). Del 27 de octubre al 6 de noviembre de 2016 se
hizo la fiesta que los fanáticos y directores del género están esperando todo
el año en el Multiplex Lavalle. Homenajes, invitados especiales, clásicos en
16mm y una selección de lo mejor del cine independiente de todo el mundo fueron
el platillo de esta edición.
Ruggero Deodato fue el invitado de honor. El
realizador italiano es mundialmente recordado por la shockeante Holocausto Caníbal (Cannibal
Holocaust, 1980), el
found footage sobre un grupo de
periodistas que viaja a la selva amazónica para realizar un documental. Deodato
dio una charla por dos horas ante 200 personas: contó anécdotas de la película
y presentó su última producción Ballad
in Blood (2016). La buena onda del italiano no tuvo límites: se sacó fotos
con todos y charló sin parar sobre sus filmaciones.
“Hubo desafíos nuevos y el más importante fue la
visita de Ruggero. Además de tener una historia muy fuerte para los fanáticos
del cine de género, sigue filmando en este momento. Fue muy interesante”,
reflexiona Pablo Sapere, programador del festival.
La
imagen del BARS –ilustrada por el artista Flavio Greco Paglia– reivindicó la
película argentina La venganza del sexo
(1966), a 50 años de que Emilio Vieyra iniciara su rodaje. Este clásico de la ciencia
ficción argentina se exhibió en una función especial en 16mm. A la magia del
proyector, se sumó una performance en vivo (con chicas en tetas y un monstruo)
y la presencia de la actriz Susana Beltrán (una de las protagonistas del film),
emocionada al recordar sus filmaciones con Vieyra y constatar el interés de las
nuevas generaciones en historias que hace media década eran censuradas en
nuestro país.
Las películas argentinas
Desde sus inicios en el año
2000, el BARS ha sido la cuna del cine de terror nacional. Tres películas con
financiación del INCAA vieron la luz en el festival antes de su estreno
comercial, todas con directores de reconocida trayectoria: Ataúd Blanco: El
Juego Diabólico (2016), de Daniel de la Vega (galardonado como mejor
director), estrena el 1 de diciembre con Julieta Cardinali; 5 am (2016), de Ezio Massa (que se
llevó el premio a mejor montaje); y La
valija de Benavidez (2016), una propuesta de Laura Casabé cuyo lanzamiento
será en 2017 (ganó en el rubro mejor fotografía y dirección de arte).
Los
proyectos off INCAA brindaron la
posibilidad de ver films independientes que muy difícilmente lleguen a las
salas comerciales: Proyecto L (2016),
de Sergio Albornoz y Ricardo Ryzak, sobre rituales
y poderes sobrenaturales; la ciencia ficción
carnívora de El día que prohibieron el
asado (2016), de Gonzalo Duro; Phil
Marcus investigador privado (2016)
de Silvio Farah, reconocido por su propuesta erótica, sangrienta y de terror; El gran Jacinto (2015), comedia rural
de zombis; y la experimental cordobesa Espejo
horizontal (2016).
El puterío de los horrores (2016) fue la ganadora de la
competencia bizarra por voto del público y una de las más esperadas por la
trayectoria de su directora, Georgina Zanardi, quien actualmente está
co-dirigiendo Cazador. La película (2017)
y viene de otros clase B como Hijos de puta por elección (2013) o El onanista perturbado (2014). También
se proyectaron la psicológica Endohell
(2016), de Germán Favier; La gracia del
muerto (2016) de Ernesto Aguilar, un director clásico de lo bizarro; y Videoclub
(2016), de Fabián Moreno.
2016
fue un gran año para el cine de género argentino. Una muestra de ello es la
sección “Reposiciones” de películas que ya se estrenaron: El muerto cuenta su historia (2016), una alegoría feminista con
vampiresas celtas; y El eslabón podrido
(2015), un relato salvaje y rural
sobre una prostituta y su familia en un pueblo pequeño.
A la selección nacional se
suman los documentales Audaz se eleva
(2016), sobre la pornografía en Argentina; y Alto bardo (2016), un rockumental punk sobre una fiesta
descontrolada que muestra la movida rockera de La Plata y Pura Vida.
El cine latinoamericano
El
BARS 17 fue una buena oportunidad para mirar una selección regional de cine de
género que posiblemente nunca llegue a nuestro país.
Se
destacaron las brasileras Atraves da
sombra (2015), de Walter Lima Jr.
(ganadora como mejor largometraje de la competencia iberoamericana), la
inclasificable A percepçao do medo (2016),
de Armando Fonseca y Kapel Furman, y Clarisse ou alguma coisa sobre nos dois (2015),
Premio APIMA a la mejor producción; la peruana Maligno (2016), de Francisco Bardales y Martín Casapía, quienes ganaron
como mejores directores; la chilena Gritos
del Bosque (2015), de Jorge Olguín; y la
mexicana Inicuo (2016), de Alejandro G. Alegre. También se mostraron la bizarra Peste en Tacua (2016), de Fabricio
Camargo, secuela de la uruguaya Peste en
birra (2015); y el documental brasileño de Felipe Guerra sobre Luigi Cozzi,
Fantasticozzi (2016).
Las películas internacionales
Por el Rojo Sangre pasaron algunas de las películas
más esperadas del cine fantástico mundial como el inquietante policial japonés Creepy (2016), de Kiyoshi Kurosawa, la versión acción real del popular
anime Assassination Classroom 2: The
Graduation (2016), de Eiichirô Hasumi, y
la sangrienta producción holandesa The
Windmill Massacre (2016), de Nick
Jongerius. “Fue la primera vez
que pudimos traer las películas que están en boca de todos los festivales
gracias al financiamiento que obtuvimos en Ideame”, nos cuenta Gabriel Schipani
(director del BARS).
La competencia
internacional incluyó exponentes de los más variados géneros: las artes
marciales salvajes de la nipona Karate
Kill (2016), de Kurando Mitsutake, que ganó por goleada el voto
popular; la ciencia ficción sobre una plaga de pérdida de memoria Embers (2015) que ganó el premio del jurado; el slasher sobrenatural de las estadounidenses Tonight she comes (2016), de
Matt Stuertz y Cold Moon (2016), de Griff Furst; la propuesta de animación española Psiconautas (2015), de Alberto Vázquez y Pedro Rivero; la comedia austríaca
de muertos vivos Attack of Lederhosen
Zombies (2016), de Dominik Hartel; y la
acción de la filipina Nilalang
(2016), de Pedring López.
Algunas
producciones menos conocidas fueron Badass
Monster Killer (2016), de Darin Wood, Colonel
Panics (2016), de Cho Jinseok, Child Eater (2016), de Erlingur Thoroddsen o Frankenstein Created Bikers (2016), de James Bickert.
La
tradicional selección del “Cineclub La Cripta” estuvo dedicada a la proyección
en 16mm de clásicos de ciencia ficción, como Invasión (Alan Bridges - UK, 1966), El planeta fantasma (William Marshall - USA, 1961) y La Resurrección De Zachary Wheeler (Bob
Wynn. USA, 1971).
Dentro de los cortos argentinos, se destacaron Pago
maldito, de Diego H. Ceballos que ganó el premio del público, y los galardonados
por el jurado Durazno, de Francisco Ríos Flores, Tinta de Matías
Boettner, Breve historia del planeta,
de Cristian Jesús Ponce y Algo en el armario, de Nahuel Soria.
El Rojo Sangre acaba de
terminar y los fanáticos del terror, los monstruos y la ciencia ficción ya tachamos
los días hasta la edición 2017.
Por Carina Rodríguez
Recoda que tenes un mes para mandar tu corto o largo para participar en el Buenos Aires Rojo Sangre!
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